En los últimos años, el entrenamiento de fuerza ha ganado popularidad como una forma efectiva de mejorar la salud y reducir la masa grasa respecto al entrenamiento cardiovascular. En este artículo, analizaremos las razones detrás de esta afirmación y explicaremos los por qué.
Es importante tener en cuenta que tanto el entrenamiento cardiovascular como el de fuerza son formas válidas de ejercicio y ambas tienen beneficios significativos para la salud. Por un lado, el entrenamiento cardiovascular, -como correr, nadar o ir en bicicleta- se enfoca en mejorar la capacidad del corazón y los pulmones para transportar oxígeno al cuerpo, y por otro lado, el de fuerza se centra en aumentar la masa muscular y la capacidad de aplicar fuerza.
Sin embargo, hay varias razones por las cuales el entrenamiento de fuerza puede ser más recomendable para la mejora de la salud y la reducción de la masa grasa:
- Estimula el aumento de masa muscular provocando un desgaste energético mayor para mantener esta masa (aumenta nuestra tasa metabólica). Esto significa que el cuerpo quema más calorías en reposo, facilitando una situación de déficit calórico.
- El entrenamiento cardiovascular no estimula suficiente la masa muscular de todo el cuerpo, y los que si se usan en dicha actividad no reciben suficiente estímulo como para aumentarla o mantenerla, por lo que se acostumbra a perder masa grasa y muscular.
- A medida que envejecemos, la densidad mineral ósea disminuye, lo que puede llevar a un mayor riesgo de fracturas y osteoporosis. El entrenamiento de fuerza puede ayudar a aumentar la densidad ósea y reducir el riesgo de fracturas y enfermedades óseas.
- Entrenar fuerza también mejora la salud cardiovascular, pudiendo reducir la presión arterial, mejorar la función arterial y reducir el riesgo de padecer patologías del sistema circulatorio.
- Mejora la salud mental. El ejercicio en general, incluyendo el entrenamiento cardiovascular, es conocido por sus efectos positivos en la salud mental, como la reducción del estrés y la ansiedad y la mejora del estado de ánimo. Sin embargo, el entrenamiento de fuerza también puede tener beneficios específicos. Se ha demostrado que el entrenamiento de fuerza mejora la autoestima y la autoeficacia, lo que puede tener un efecto positivo en la salud mental a largo plazo.
- Puede mejorar la postura y reducir el dolor de espalda. Ayuda a fortalecer los músculos que sostienen la columna vertebral, lo que puede reducir el dolor de espalda, mejorar la postura y ayudar a corregir los desequilibrios musculares, que pueden ser una causa común de dolor de espalda.
- Puede ser más accesible que el entrenamiento cardiovascular para ciertas personas. Algunas personas pueden tener limitaciones físicas que les impidan realizar ciertos ejercicios cardiovasculares, como correr o saltar. El entrenamiento de fuerza puede ser más accesible para estas personas, ya que hay una amplia variedad de ejercicios que se pueden realizar con poco o ningún impacto en las articulaciones.
- Es más eficiente en términos de tiempo. El entrenamiento cardiovascular puede requerir largos períodos de tiempo para lograr resultados significativos. Por otro lado, el entrenamiento de fuerza puede ser más eficiente en términos de tiempo, ya que se pueden lograr resultados significativos con sesiones de entrenamiento más cortas y menos frecuentes.
- Puede ser más versátil que el entrenamiento cardiovascular. El entrenamiento de fuerza puede incluir una amplia variedad de ejercicios y modalidades, como el entrenamiento con pesas libres, el entrenamiento con máquinas y el entrenamiento con el propio peso corporal. Esto significa que el entrenamiento de fuerza puede adaptarse a las necesidades y preferencias individuales de cada persona.
En conclusión, el entrenamiento de fuerza puede ser más recomendable que el entrenamiento cardiovascular para la mejora de la salud y la reducción de la masa grasa. El entrenamiento de fuerza puede ser más efectivo para aumentar la masa muscular, mejorar la composición corporal, prevenir la pérdida de masa muscular relacionada con la edad, mejorar la salud ósea, mejorar la salud cardiovascular, mejorar la salud mental, mejorar la postura y reducir el dolor de espalda, ser más accesible para ciertas personas, ser más eficiente en términos de tiempo y ser más versátil. Sin embargo, es importante tener en cuenta que ambos tipos de ejercicio tienen beneficios significativos para la salud y que la mejor opción dependerá de las necesidades y preferencias individuales de cada persona.